Generalmente en nuestro país las parejas corren con suerte y pueden elegir a su compañero de toda la vida, pero en otras sigue viva la tradición de que los padres elijan a la pareja de sus hijos. Una vez acordada la celebración del matrimonio, el novio y su familia llena de regalos a la prometida, y suelen festejar por las calles del pueblo hasta llegar a su casa. Particularmente en los Estados de Oaxaca y Guerrero habitan grupos indígenas llamados Amuzgos o Amochco. Para ellos los matrimonios deben ser arreglados entre las familias. El padre del joven elige pareja para su hijo y envía el pedido de mano. Tras varias visitas y aceptado el compromiso, el novio deberá llevar presentes como maíz, frijol, chile, leña, chocolate y dinero para la futura esposa, a quien conocerá hasta el día de la boda. Otras culturas indígenas optan por los matrimonios a prueba, con el fin de lograr uniones perdurables. Entre los Tarahumaras, Pueblo nativo de Chihuahua, el matrimonio a prueba se extiende por un año. La mujer va a vivir a casa del hombre, y el tiempo determinará si se entienden lo suficiente como para unirse. Si la convivencia no florece todo termina sin dificultades, ni compromisos, y si funciona, se formalizará el matrimonio ante la comunidad. Fuentes: |