Me gusta mucho observar a las personas cuando están de vacaciones; ver como se comportan las parejas, las familias, los niños, pareciera que todos están contentos y relajados. Es indudable que cuando salimos de vacaciones nuestro estado de ánimo cambia y desde luego la relación con nuestros acompañantes. Y es que estar en un ambiente ajeno al trabajo, las ocupaciones del estudio y la casa nos llevan a un estado de relax y alegría; no es lo mismo estar a las 9 de la mañana en la oficina, la escuela o realizando labores del hogar que en el restaurant de un hotel, con una vista espectacular al mar, disfrutando de variedad de platillos y bebidas. En una alguna ocasión, un familiar se fue de vacaciones con su esposa e hijos a la playa, cuando le pregunté cómo le había ido me dijo que muy bien, hubo de todo: descanso, buena comida, variedad de bebida, convivencia con su familia y con la pareja. El estar relajados nos hace estar más dispuestos para crear un ambiente agradable para los que están a nuestro alrededor, por lo que anímicamente hablando, unas vacaciones nos caen como de perlas pero ¿qué hay del aspecto físico?. Nuestro cuerpo también se beneficia con un descanso de varios días; el estar tensos y estresados altera nuestra respiración y ritmo cardiaco; las gastritis y colitis son constantes asi como los dolores de cabeza. Pues bien, tomar unas vacaciones y no necesariamente teniendo como destino la playa, nos ayuda a respirar profundo y más despacio, a comer a nuestra horas y lento; a consumir alimentos variados y nutritivos, esto desde luego influye en una mejor absorción de nutrientes y óptima digestión. De vacaciones podemos darnos la oportunidad de dormir más y mejor por lo que nuestro cuerpo descansa y recobra energías. E incluso nos permite ejercitarnos un poco, quizás nuestro trabajo es muy sedentario y no tenemos tiempo de hacer ejercicio pero al vacacionar, podemos movernos, caminar por el pueblo, subir una montaña, esnorquelear, remar o correr por la playa, simplemente al nadar ya estamos activando nuestro cuerpo; hacer uso de los aparatos del gym en el hotel, el participar en las actividades del staff, ejercitarnos al jugar con nuestros hijos, etc. Ya nos hemos dado cuenta que tanto mental como físicamente, tomarnos unas vacaciones de vez en cuando nos beneficia, pero además éstas nos traen aprendizaje y experiencias únicas ya que nos acercan al modo de vida de otras personas; nos permiten conocer su cultura, tradiciones, costumbres y desde luego adentrarnos a su historia a través de la comida y sus artesanías. Es sorprendente por ejemplo, convivir con la gente de las áreas alejadas al practicar el turismo rural, y darnos cuenta del ánimo y esfuerzo que han hecho por conservar su esencia y la disponibilidad que tienen para compartir con los visitantes todos sus atributos. Lo ideal sería que independientemente de que salieramos de vacaciones hicieramos lo posible para mantenernos tranquilos, sanos pero la realidad es que solo en esos momentos es cuando podemos tener el tiempo de ocuparnos de nosotros mismos y de los demás, de enriquecer el cuerpo, mente y desde luego nuestra cultura. |