Al acumularse el material arrastrado del interior se forma una estructura cónica en superficie que puede alcanzar alturas de unas centenas de metros hasta varios
kilómetros. Al conducto que comunica el reservorio de magma o cámara magmática en profundidad con la superficie se le denomina chimenea. Esta termina en la
cima del edificio volcánico, el cual está rematado por una depresión o cráter.Algunos volcanes después de sufrir erupciones grandes, se colapsan formando enormes depresiones en sus cimas que superan el kilómetro de diámetro. Estas
estructuras reciben el nombre de calderas.
La viscosidad (fluidez) de las lavas arrojadas por volcanes está controlada por su composición química. Así, lavas más fluídas, o de tipo hawaiano, tienen
composiciones ricas en hierro y magnesio y tienen un contenido bajo en sílice. Estas al salir de la chimenea se almacenan en el cráter o caldera hasta desbordarse,
formandose rios de lavas que pueden fluir distancias de varias decenas de kilómetros.
Las lavas viscosas tienen un alto contenido en sílice y vapor de agua. Dado que fluyen pobremente, forman un tapón en la chimenea lo que da lugar a erupciones
explosivas, aumentando el tamaño del cráter. En casos extremos pueden destruir completamente el edificio volcánico como sucedió durante la erupción del Monte
Santa Helena en 1980.
La lava no erupciona siempre desde una chimenea central ya que puede abrirse camino a través de aberturas en los flancos del volcán. Si estas erupciones son
continuas pueden dar lugar a lo que se conoce como cono parásito. El Monte Etna tiene más de 200 de estos conos parásitos y algunos de ellos sólo expulsan
gases. A estos últimos se los llama fumarolas.
Por lo general los volcanes están asociados a los límites de placas tectónicas, aunque hay excepciones como el vulcanismo de puntos calientes o hot spots
ubicados en el interior de placas tectónicas tal como es el caso de las islas Hawaii, teoría barajada también para el origen del Archipiélago Canario.
Los geólogos han clasificado los volcanes en tres categorías: volcanes en escudo, conos de cenizas y conos compuestos (también conocidos como
estratovolcanes).
Cuando la lava expulsada por el volcán es fluida, del tipo haiwaiano, el volcán adquiere una forma de una estructura amplia y abovedada, que por su apariencia se
los denomina en escudo. Un volcán en escudo está formados principalmente por lavas basálticas (ricas en hierro) y poco material piroclastico. El mayor volcán de la
Tierra es el Mauna Loa, un volcán en escudo en las islas Hawaii. El Mauna Loa nace en las profundidades del mar a unos 5 km y se eleva sobre el nivel del mar
por unos 4.170 m, con unos 9,5 km de altura es mayor que el Monte Everest. Los volcanes en escudo como el Mauna Loa se forman a lo largo de millones de años
gracias a ciclos de erupciones de lava que se van superponiendo unas con otras.
El volcán de escudo más activo es el Kilauea, localizado en la Isla de Hawaii al lado de Mauna Loa. En el período histórico el Kilauea ha entrado unas 50 veces en
erupción y es, por lo tanto, el volcán de este tipo más estudiado. El resultado de las erupciones constantes por millones de años ha dado lugar a la creación de las
montañas más grandes de la Tierra (si se tiene en cuenta la altura contando desde la base en el lecho marino).
Los geólogos creen que las primeras etapas de formación de los volcanes en escudo consisten en erupciones frecuentes de delgadas coladas de basaltos muy
líquidos. A medida que prosiguen las erupciones también se producen erupciones laterales. Normalmente con el cese de cada fase eruptiva se produce el
hundimiento del área de la cima. En las últimas fases, las erupciones son más esporádicas y la erupción piroclástica se hace más frecuente. A medida que esto
sucede, las coladas de lava tienden a ser más viscosas, lo que provoca que sean más cortas y potentes. Todo esto a su vez ayuda a aumentar la pendiente de la
ladera del área de la cima.