El turismo rural surge en Europa como una estrategia complementaria al desarrollo rural en la segunda posguerra mundial, aunque originalmente ya existían experiencias de este tipo a comienzos del siglo XX, pero la misma asumió forma de política de desarrollo en la década de los setenta y ochentas. En Francia el turismo rural favorece múltiples actividades entre las cuales se encuentra ayudar a las pequeñas haciendas agrícolas dándoles un rédito complementario. En Austria las disposiciones legales para el agroturismo fijan el número de puestos en un máximo de 10 haciendas y utilizan personal perteneciente a la hacienda. En Alemania se habla de vacaciones en haciendas agrícolas, y es una alternativa para las familias ante las dificultades en la agricultura. En Dinamarca, el turismo rural se concentra en el alquiler de departamentos donde los turistas pueden cocinar para ellos mismos y el alquiler de una habitación con pensión completa o media pensión. También brinda la posibilidad de realizar otras actividades: pesca, andar en bicicleta, tenis, equitación y piscina. Holanda basa su turismo rural en los agro-camping. En Bélgica existen tres formas de turismo en el campo: alojamiento en la hacienda, habitación en la hacienda incluida la comida y el agro-camping. En Portugal, el turismo en el ambiente rural presenta cuatro modalidades: turismo organizado por el agricultor, agroturismo, turismo rural, y zonas turísticas de caza. En América Latina, Chile y Argentina tienen la más amplia red de asociaciones de turismo rural. |