Aunque no se tiene una fecha precisa, lo que sí se sabe sobre los orígenes de la ceremonia de los voladores es que se remonta a la época prehispánica. A la llegada de los conquistadores, los principales ejecutores de esta danza la consideraban como un juego porque originalmente el atuendo empleado consistía en trajes confeccionados con auténticas plumas de aves, que representaban águilas, búhos, cuervos, guacamayas, quetzales, calandrias, etcétera. Posteriormente el motivo de esta ceremonia cambio a partir de una gran suceso: Según cuenta la leyenda una fuerte sequía en la zona del señoría de
Totonacapan [que comprende los límites de los actuales estado de Veracruz y Puebla] causó estragos entre los pueblos de la región provocando la muerte de gran
parte sus habitantes, por lo que un grupo de viejos sabios encomendó a unos jóvenes castos localizar y cortar el árbol más alto, recio y recto del monte, con el fin
de utilizarlo en un ritual complementado con música y danza, para solicitar a los dioses su benevolencia y les concediera lluvias generosas que devolvieran su
fertilidad a la tierra. Tal celebración causó efecto y desde entonces fue acogido como un tributo que debería realizarse periódicamente, convirtiéndose en una práctica permanente, que en un principio se llevaba a cabo al inicio de la primavera para esperar una buena fertilidad pero que ahora se realiza en diferentes fechas según la región. Pues bien, después de cientos de años de estarse realizando continuamente, esta ceremonia ritual recibe en el año 2009 un gran reconocimiento; a partir de Septiembre ha sido reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad. Tal declaratoria que se gestionó desde un año atrás por el Centro de las Artes Indígenas de Cumbre Tajín y los tres niveles de gobierno mexicano, convierten ahora a esta tradición en el primer elemento vivo de México que recibe dicha nominación. Tal reconocimiento estuvo precedido por un extenso plan de cuidado, preservación, difusión y desarrollo del patrimonio cultural enfocado a tres grupos principales: Los voladores de Veracruz, Puebla y San Luis Potosí; los danzantes de Guatemala y las regiones de México y Centroamérica en las que se ha dispersado la práctica del ritual. Dicho plan incluye medidas como el Encuentro Internacional de Voladores realizado anualmente durante el Festival Cumbre Tajín, la Escuela de Niños Voladores del Centro de las Artes Indígenas, la conformación de un Consejo de Voladores y el Plan de Salvaguarda presentado a la UNESCO como parte del Expediente oficial. El nombramiento se dio con base en fundamentos esenciales como la Ceremonia ritual de los voladores que ha sido transmitida de generación en generación, y recreada constantemente por las comunidades involucradas en respuesta a su interacción con la naturaleza y el universo. Con la inscripción de tal elemento en Lista Representativa, se contribuirá a fomentar la comprensión y el respeto de la diversidad cultural, estimular el diálogo entre las partes interesadas, y aumentar la visibilidad y conciencia en torno a la importancia del patrimonio cultural intangible. Con este nombramiento, Papantla posee ya dos elementos inscritos en las listas de Patrimonio con la Ciudad Sagrada: El Tajín (Patrimonio material). En la misma sesión también fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial los Lugares de memoria y tradiciones vivas de los otomí-chichimecas de Tolimán: la Peña de Bernal, guardiana de un territorio sagrado. Fuentes: |