Desde luego la comparación es abismal, pero más o menos queremos darte una idea entre la majestuosa muralla china y este destino mexicano, que se le parece. La Gran Muralla china es una antigua fortificación construida y reconstruida entre el siglo V a. C. y el siglo XVI para proteger la frontera norte del Imperio chino durante las sucesivas dinastías imperiales de los ataques de los nómadas xiongnu de Mongolia y Manchuria. Contando sus ramificaciones y construcciones secundarias, se calcula que tiene unos 21, 200 km de longitud, desde la frontera con Corea, al borde del río Yalu, hasta el desierto de Gobi, a lo largo de un arco que delinea aproximadamente el borde sur de Mongolia Interior, cabe destacar que hoy solo se conserva un 30 % de ella. En promedio, mide de 6 a 7 m de alto y de 4 a 5 m de ancho. La muralla fue designada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987. Obviamente para admirar esta magnífica construcción tendríamos que viajar a Asia, pues fíjate que puedes darte una idea de cómo es ya que en nuestro país tenemos nuestra propia muralla, ésta se ubica en los límites entre el Estado de Hidalgo y el Estado de Puebla, específicamente en un poblado mágico llamado Xicotepec, a una distancia de 1.3 kilómetros, con dirección al norte del pueblo. La muralla se mantiene oculta entre los cafetales y la vegetación exuberante en el corazón de la Sierra, pero una vez que estás ahí te atrae su encanto, definitivamente un gran atractivo para propios y extraños. El acceso al sitio no será un reto fácil, pues se deben sortear 750 escalones no aptos para todos los espíritus, pero la recompensa son unas postales dignas de fotografía. Después de una subida cardiaca y de caminar mil 400 metros ofrece vistas fascinantes del valle y las montañas; ya que cuenta con tres miradores, de los cuales uno es de cristal al que se le conoce como la "Cruz Celestial" por tener una cruz de más de 50 metros en color azul que se encuentra en la cima. Cabe destacar que este piso de cristal le agrega adrenalina ya que proporciona la sensación de estar suspendido en la montaña, como si estuvieras sobre de una nube. Desde aquí se puede observar el pueblo completo y la sierra poblana. Los otros dos miradores son de piedra y desde donde puedes tener unas hermosas imágenes de la montaña. Una vez vivida esta experiencia, no te puedes perder los destinos naturales que ofrece Xicotepec como son sus cascadas, ríos y presas. Luego tómate otro día para bajar y conocer su zócalo, donde encontrarás historia y tradición contada a través de sus construcciones religiosas y civiles o que tal una pasadita tranquila por los portales, el lugar indicado para tomarse un cafecito producido en estas tierras poblanas. Fuentes: |