La primera
inundación que ocurre en San Francisco del Rincón, de que se tienen referencias documentales, ocurre en el año de 1612 cuando el río junto donde los indígenas
asentaron su pueblo se salió de madre y les llevó sus sementeras y parte de sus casas, por lo que solicitan a la Audiencia de Guadalajara les autorice mudar dicho
pueblo un poco más arriba, en una ladera. El 23 de noviembre de 1613, el Alcalde Mayor de la villa de Lagos, Francisco de Bocanegra, inicia la averiguación correspondiente para comprobar lo pedido por los indígenas, citando como testigos a Pedro de Aranda, vecino y alcalde ordinario de la villa de León y a Martín Rodríguez, alguacil ejecutor de Lagos, quienes declaran la conveniencia de mudar el pueblo al lugar señalado por los indígenas "porque como están junto a un río poblados, el dicho río sale de madre en tiempo de las aguas y entra por sus casas de manera que corren riesgo ellos y sus mujeres y hijos..." Ese mismo día, estando en el lugar señalado, dos tiros de arcabuz poco más o menos, en una ladera que está frontero hacia el camino que va a la villa de los Lagos, Francisco de Bocanegra les mandó que allí muden su pueblo y tracen sus casas y solares con orden, dejando las calles concernientes, y que sus casas y solares las hagan y edifiquen juntas y no tan divididas y apartadas como están en el pueblo que al presente viven. Así fue como, a causa de una inundación, seis años después de fundado, el pueblo de San Francisco del Rincón se traslada al lugar que actualmente ocupa. Aunque no se tienen noticias de inundaciones ocurridas en la época virreinal, es probable que éstas hayan ocurrido en forma recurrente, y que hayan hecho algunas obras para defenderse de ellas. El 24 de septiembre de 1885, poco después de las cuatro de la tarde, se reventó la presa de la Hacienda de Santiago debido a la abundancia de las lluvias, cuyo aluvión, unido a las aguas ya muy, copiosas del río Santiago, inundó toda la población, anegándola y ocasionando la caída de gran número de casas, con grandes pérdidas para muchos de los francorrinconeses. Una vez respuestas del susto, las autoridades encabezadas por el Jefe Político Abundio Medina, se dan a la tarea de cuantificar los daños ocasionados por la repentina inundación, al parecer ya fuera del tiempo normal en que suelen ocurrir: pérdida total de las siembras, desaparición por completo del rancho del Barrial, destrozos considerables en la vía y en el puente del Ferrocarril Central Mexicano. destrucción total de 275 casas y un número similar que habría que demoler por haber resultado bastante averiadas. Las calles donde se derrumbaron más fincas fueron la Muñoz Ledo (Carranza), Cortazar (Obregón), Real de León (Madero), Manuel Doblado, Ocarnpo, Presbítero Márquez, Hidalgo, Morelos y Allende. El barrio de San Miguel prácticamente desapareció, pues solo quedaron en pie el templo y una que otra de las mejores casas. En el centro de la villa el agua alcanzó una altura de casi dos metros, y los vecinos tuvieron que refugiarse en las azoteas o encaminarse a Purísima para ponerse a salvo. Ya para esta época se hablaba de construir un dique para prevenir a la población de nuevas inundaciones. De acuerdo con el informe del Jefe Político, en esta desastrosa inundación de 1885 no se registraron desgracias personales. En 1888 San Francisco del Rincón nuevamente sufre los embates de la naturaleza. Aunque en menor proporcion que en 1885, ese año San Francisco resultó afectado por las copiosísimas lluvias que cayeron durante el mes de junio y que casi borraron del mapa a la ciudad de León. Así como en la inundación de 1885 recibió la solidaridad y ayuda de León, en 1888 los francorrinconeses, en número de dos mil, acudieron a auxiliar a los leoneses ese año aciago de 1888, concentrandose particularmente en la reconstrucción del barrio de San Juan de Dios de aquella ciudad. En el año de 1892 se abrió, a orillas de la población, entre poniente y sur, un tajo de 800 metros de longitud, cuatro de ancho y dos y medio de profundidad (probablemente fue en lo que hoy es el boulevard Josefa Ortiz de Domínguez) con el fin de librar a los habitantes de San Francisco de una inundación, en de que las aguas que bajan de la loma de la Hacienda de Santiago, todos los años inundaban la mayor parte de las calles de esta población. No obstante esta mejora, se tienen indicios de inundaciones ocurridas en 191 1, y que debió ser de consecuencias funestas para la población, pues 1200 leoneses se trasladan a este lugar para auxiliar los de reconstrucción por la inundación sufrida en San Francisco. En 1914, las aguas nuevamente anegan esta población, pero desafortunadamente se carecen de datos relativos a este suceso, solo los testimonios gráficos que en este apartado presentamos. Nuevamente en 1926 la ciudad sufre los estragos de otra inundación. Indudablemente se registraron otras inundaciones, pero la más recordada en la actualidad por los francorrinconenses es la acaecida el domingo 11 de julio de 1976 cuando se desbordó el río Santiago a causa de que se rompieron los diques de la presa Las Amapolas, en el municipio de San Diego de Alejandría. En algunos lugares el agua alcanzó un nivel de metro y medio, obligando a más de dos mil personas a buscar refugio en los edificios públicos. Los lugares más afectados fueron los barrios de Santa Rita, San Miguel, Llano, Guadalupe y colonia Morelos. La carretera León-San Francisco quedó cortada y varios autobuses quedaron bloqueados por la fuerza de las aguas. Algunas casas de la calle Juárez se desplomaron, y muchos firancorrinconeses se refugiaron en los portales de Purisima. Los municipios de San Francisco del Rincón, Cd. Manuel Doblado, Romita y Purísima fueron de desastre; los primeros datos recopilados indican la magnitud de la inundación: 5 muertos, mas de una docena de personas desaparecidas, 200 lesionados, más de cuatrocientas casas derrumbadas , cien millones de pesos en pérdidas y cerca de 50 mil damnificados. Para socorrer a los habitantes de esta ciudad, se concentraron 18 elementos de tropa de la XVI Zona Militar, quienes trabajaron incansablemente evacuando personas de las zonas más afectadas, vigilando el comercio para evitar actos de pillaje y repartiendo despensas; 40 agentes de la Policía Judicial del Estado; 30 elementos de la policia Preventiva de León; bomberos de la misma ciudad; 75 integrantes de las fuerzas de Estado y unos 200 socorristas, con ambulancias de León, Irapuato, Pénjamo, Guanajuato, Salamanca, Celaya y Lagos de Moreno. El 15 de julio, según reportaron los periódicos de ese año, se observaba un panorama de ruina y tragedia: 80% de la población se quedó únicamente con las ropas que vestía debido a que el agua arrastró con sus pertenencias.
En las calles de San Francisco se encontraban hacinados desperdicios, ropa enlodada, colchones inservibles, muebles destrozados e infinidad de casas derrumbadas. La tarde del 15 de julio se iniciaron los trabajos de limpieza de las calles, utilizando maquinaria enviada por la Secretaría de Obras Públicas. que a bordo de camiones de volteo llevaron los escombros y desperdicios fuera de la ciudad, por las carreteras a León y San Diego de Alejandría. En la zona rural, los poblados más afectados fueron El Tecolote, San Bemardo, San Jerónimo Y Jalpa de Cánovas, evacuándose a unas cinco mil personas por socorristas de la Cruz Roja. |