En el año de 1723 el jesuita Jaime Bravo quien surtía de agua, frutas y verduras a la Paz, estableció en la comunidad de Todos Santos la misión de Nuestra Señora del Pilar de La Paz. En ese entonces habitaban el lugar tribus nómadas de guaycuras que aprovechaban el agua y recogían conchas de la costa. En 1725 el padre Lorenzo Carranco se estableció permanentemente durante todo ese año y el Jesuita Sigismundo Tarval nativo de la provincia de Lodi, Italia, la convirtió en una misión independiente en 1733, llamándola Santa Rosa de las Palmas de Todos Santos, en honor a Doña Rosa de la Peña quien dio un donativo de 10.000 pesos al hermano Juan Francisco Tompes, procurador de las misiones de Baja California. El dinero se utilizó para darle a la comunidad existente la categoría de misión. Sin embargo, la misión fue destruida durante la revuelta de los indios Pericú y Guaycura en 1734 donde el padre Taraval apenas salvó la vida y fue obligado a huir a la isla Espíritu Santo. La misión fue restablecida en 1735 tras una expedecion encabezada por Manuel Huidobro, gobernador de Sinaloa, para calmar los animos de los indígenas. El lugar sirvió de cuartel militar para La Escuadra del Sur, lo que obligó a los pericues a mover su lucha a San José y Santiago. En 1742, 1744 y 1748 ocurrieron devastadoras epidemias de Galico (mal venereo importado del Asia por los galeones de Manila y que acabo con toda la tribu pericu); viruelas y el sarampión que acabaron con tres cuartas partes de la población. Todos los indios pericues que sobrevivieron en Todos Santos y San José fueron concentrados en Santiago (abandonando dicha misión en 1749). A partir de entonces lleva el nombre de Nuestra Señora del Pilar de Todos Santos. Los padres jesuitas atendieron la misión hasta el año 1768 cuando ocurrió su expulsión. Una vez consumada la expulsión, el virrey Marqués de Croix, de acuerdo con el visitador José de Gálvez, confía las misiones a los religiosos franciscanos, entre ellos Junipero Serra (asignado a Loreto), José Murguía (a cargo de Santiago), y Juan Ramos de Lora (enviado a Todos Santos). La confrontación entre las autoridades civiles y religiosas se agravo en 1771, momento en que llegaron los frailes dominicos (Mariano Fernández, Jacinto Fiol y Gabriel González). En 1822, los habitantes de Todos Santos tuvieron un enfretamiento con la escuadra chilena que lideraba el almirante Thomas Cochrane; mataron a varios de ellos e hicieron prisioneros a otros. Finalmente la misión fue abandonada definitivamente en 1840. Para 1842, el gobernador Luis del Castillo Negrete por decreto redistribuyó las tierras que pertenecían a la iglesia, provocando nuevos enfrentamientos con el clero, siendo derrotados el 4 de febrero de ese año. En calidad de prisioneros fueron trasladados a Mazatlán. A partir de entonces Todos Santos vivió el periodo más importante de crecimiento económico teniendo como fuerte el cultivo y cosecha de la caña de azúcar. Con el paso del tiempo su agricultura cobró auge, y en 1850 ya contaba con 8 ingenios azucareros. Los tiempos de bonanza duraron aproximadamente cien años, etapa en la que se construyeron bellos edificios de estilo colonial: oficinas públicas, hoteles y teatros financiados algunos de ellos por lo fondos del azúcar. También es importante mencionar la producción de flores como una de las principales actividades económicas de la época. Durante la invasión norteamericana a la Baja California, en los años de 1846 a 1848, la participación de los todosanteños fue muy significativa, y a pesar de que luego del 29 de febrero de 1848 se habían suspendido las hostilidades con base en el Tratado de Guadalupe, los grupos defensores continuaron luchando contra el enemigo hasta el mes de marzo de ese año. Todos Santos fue la última población en rendirse, más nunca fue ocupada, todo gracias a la tenaz oposición de sus lugareños contra las fuerzas del coronel Burton y del capitán Naglee. El patriotismo de los sudcalifornianos impidió que el congreso norteamericano aprobara la anexión de la península. En 1857 el ayuntamiento de Todos Santos organizó algunas fuerzas y se unió a las de San José, trasladándose a La Paz para contraponerse al Plan de Tacubaya. Para 1849, por decreto del jefe político coronel Rafael Espinoza, las comunidades de Todos Santos, San Antonio y La Paz pasan a formar parte de los siete distritos o municipalidades que conformaban el Territorio de Baja California Sur. Siendo en 1858 el año que el jefe político, Manuel Amado, dispuso que las comunidades de Todos Santos, San Antonio, San Bartolo y El Rosario, entre otras, se erigieran como pueblos. En la guerra contra los franceses, La gente de Todos Santos se vuelve a involucrar, ésta vez ofreciendio el ¨contingente de sangre¨. Durante la Revolución, los orteguistas ocuparon la plaza de Todos Santos el 30 de octubre de 1913. La prosperidad de los ingenios azucareros duro cien años hasta que las sequías y la baja de los precios del azúcar después de la Segunda Guerra Mundial provocaron que la industria decayera. Poco a poco desaparecieron los ingenios cerrándose el último de ellos en 1965. En los años siguientes el pueblo sufrió decadencia económica y muchas de las casas fueron abandonadas. A partir de 1950, también desaparecieron los cultivos de flores. En 1981 terminó la falta de agua y se volvieron a iniciar las siembras de gran variedad de verduras y frutas, como los cultivos de pepino, aguacate, papaya y chile poblano que actualmente proliferan. Se inició con el cultivo de mango hasta 1999 pero la plaga de la mosca de la fruta acabó con dicha actividad. La pesca y la ganadería son sectores que también se reestablecieron. Por otro lado, Todos Santos ha registrado un influjo de la actividad turística debido a la pavimentación de carreteras desde La Paz hasta Cabo San Lucas. Actualmente esta región se caracteriza por ser una zona fértil y abundante, ya que las familias locales cultivan sus propias huertas. Además es un poblado que conserva en buen estado sus construcciones de estilo colonial, algunas ahora restauradas y transformadas en posadas, hoteles, restaurantes y galerías. Con respecto a la cultura, a finales de los 90's, el sitio fue elegido por pintores y escritores de origen americano como lugar de descanso, y muchos de ellos han establecido ahí su residencia. Hoy Todos Santos es refugio de artistas Plásticos y artesanos por lo que se ha convertido en un conocido centro cultural y artístico que cuenta con alrededor de veinte galerías de arte y escultura, así como numerosas tiendas especializadas en artesanías de estilo mexicano. Por otro lado se esta trabajando para que el ecoturismo se convierta en otros de los atractivos del lugar. En el año 2006, se le otorga el reconocimiento de Pueblo Mágico de México a Todos Santos por parte de la Secretaria de Turismo. |
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