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Sin duda alguna que san francisco es conocido no sólamente por su industria cada dia más creciente, sino por sus leyendas, ya que fuera de aquí somos los
brujos. ¿pero de cuando comenzo esta leyenda?  Quema de brujas El primer comercio que se asento en el municipio fue el domingo, 4 de enero de 1846. Coincidió con esta fecha un acontecimiento que en los dos subsecuentes domingos logró despertar más el interés de comerciar y atrajo mayor cantidad de traficantes, y fue, la prometida pública exhibición y hasta jurada cremación en leña verde, de dos mujeres del pueblo: Antonia Lomeña y Jacinta Parra, aprendidas en los momentos que simulaban un maleficio, patraña que ya en el día repugna con nuestras teorias científicas, pero que por aquel entonces logró por manera tal sobreexcitar la fantasia del vulgo y fué, que en individuo miliciano (guardia) que por algun tiempo habia sostenido relaciones ilicitas con una de las citadas al hacer su ronda por el rumbo oriente de la hoy calle de Mñoz Ldo (Luis Rocha) y acercarse sigilosamente a la casa de su examacia, pudo notar no sin sorpresa y através de la cerradura de la puerta que, mientras que en el interior pronunciaba aquella mujer ciertas palabras imprecatorias que lo incluian, la otra ejecutaba ciertas cabalísticas señales con un gato que gesticulaba en presencia de unos cabos de velas encendidas y dispuestos unos en sentido inverso de los otros, lo que vasto para que el referido miliciano comprendiera que se le estaba hechizando y corriera a manifestarlo al señor alcalde, quien ordenó su inmediata aprehension. No cabe aquí suponer la ninguna mella que la tal supersticion haya causado en el ánimo de Don José Atanasio Guerrero y si, al asegurar que este fue una de las circunstancias que contribuyeron, no decimos ya a cimentar sino a fundar nuestro rudimentario comercio y una de las industrias de que fortuitamente se valió el incomparable alcalde para hacer efectiva la orden de comerciar. La predicha exhibición, sin embargo y no cremación de las dos infelices mujeres, diferida por dos domingos con el proyecto indicado, no se verificó sino hasta el tercero, en el que a la vista de un verdadero concurso de gentes que integraban aun vecinos de Purísima del Rincón y su jurisdiccion pasearon aquellas sirviendo de cabalgadura a una, un asno de mal aspecto que tiraba la otra del ronzal, y ambas portando las insignias de su supuesta magia, cuales fueron: el gato negro, algunos muñecos, unos rosarios de cabo de vela al cuello y otros a manera de penachos de plumas de pavo comun en la cabeza. A partir de esa fecha el comercio que en un principio erigieron la expectación pública y una traza política harto peregrina, fue siendo cada vez más espontaneo y regular. |
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