Durante la época prehispánica la región estuvo dominada por tribus Chichimecas, Huachichiles, Copuces, Guaxabanes y Pames. En el año de 1576, algunos jesuitas españoles llegaron a la zona Noreste del estado con el fin de evangelizar, al lugar le llamaron el Palmar de Vega. Don Luis de Velazco (hijo), VIII virrey de España, comisionó en 1590 al misionero de la orden de Jesús, Gonzalo de Tapia para congregar a la gente de San Luis de la Paz. El trato justo que ofreció a los habitantes y la facilidad para hablar su lenguaje y compartir sus costumbres (Chichimecas y Otomíes), convenció a los nativos para negociar los términos de paz, con el fin de asegurar las conquistas y fundaciones llevadas a cabo por sus antecesores. Los jesuitas les enseñaron a las tribus procesos europeos para la extracción del mineral, así como sus beneficios; de esta enseñanza aún existen hornos que datan de 1595. Para entonces la comunidad cambió su nombre por San Pedro, patrono de los mineros traídos de varios grupos étnicos. Posteriormente se cambió de nombre a Pozos por la gran cantidad de excavaciones para extraer el metal de oro y plata principalmente, se le agregó el de "Real" para amparar la explotación. En 1810 los jesuitas fueron expulsados por los hichimecas, aí que la producción mermó aunque no en su totalidad. El trabajo en la mina disminuyó, hubo carencia de azogue, hierro y demás elementos indispensables para el laboreo y beneficio, así como el retiro de capitales. Posteriormente la fama de Pozos y su producción se aceleró de 1880 a 1888. Durante estos años se formaron numerosas compañías que explotaban las minas
abundantemente. El poblado registraba un crecimiento significativo en las actividades comerciales, contaba con hospedaje, puestos de comida, bares e inclusive un teatro. Estimulados por el desarrollo del lugar, llegaron inmigrantes de Francia, España, Italia, Inglaterra y Estados Unidos; así como trabajadores de Guanajuato, Zacatecas, Estado de México e Hidalgo. Las grandes contribuciones para el municipio se invirtieron principalmente en educación y bienestar social, cabe resaltar que Mineral de Pozos llego a ocupar el cuarto lugar entre las 45 municipalidades del estado. El máximo esplendor de Mineral de Pozos se logró durante el gobierno de Don Porfirio Díaz, período durante el cual cambió su nombre a Ciudad Porfirio Díaz. En ese entonces contaba con casi 80,000 habitantes, se edificaron grandes construcciones, se integraron vías de comunicación como la red ferroviaria nacional, el telégrafo y el teléfono; además se instaló servicio eléctrico y las compañías mineras cambiaron sus maquinarias, movidas con vapor, por las de energía eléctrica. A la caída del gobierno porfirista comienza el segundo período de decadencia del cual ya no se recuperaría. La crisis se hizo más aguda en el año de 1926, en parte por la inestabilidad del movimiento Cristero y por otra la depresión internacional, lo que provocó la caída de los precios de los metales y el consecuente retiro de los últimos capitales fuertes. La gente entonces comenzó a salir de Mineral en busca de empleo, se desmanteló y se vendió toda la infraestructura a las minas de Pachuca, llevando el pueblo a
un completo abandono. Durante el Gobierno del Presidente López Portillo fue declarado Monumento Histórico. Hoy en día Mineral luce como un lugar solitario y misterioso, un escenario que atrae a extranjeros y artistas, por su parte los pobladores fieles a sus orígenes se han dado a la tarea de rescatarlo y protegerlo. El 16 de febrero de 2012, Mineral de Pozos se convirtió en el "Pueblo Mágico" No. 49, designación ortorgada por la Secretaría de Turismo. |
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